Los seres humanos nos comunicamos porque está en nuestra naturaleza: somos seres sociales y naturalmente necesitamos de la comunicación para relacionarnos con nuestros semejantes.
Hacerlo nos permite establecer vínculos con los demás y tomar el control de nuestras vidas. El lenguaje nos proporciona las palabras para compartir nuestros pensamientos, ideas y deseos de diferentes formas.
Pero no basta con comunicarnos, sino en APRENDER A HACERLO cuidando nuestras palabras. Parafraseando a Luis Castellanos, “las palabras forjan nuestros relatos, nuestra personalidad y memoria. Nos enseñan a ver el lado favorable del mundo, a protegernos, a entender nuestra historia”.
La palabra más PODEROSA en la relación con uno mismo y con los demás es una palabra sencilla, humilde, sin grandes pretensiones: SÍ. El “sí” abre las puertas a la creatividad, a la posibilidad, a la oportunidad. Aporta energía. Y las palabras negativas, así como también las etiquetas, nos comprimen la visión del mundo, cierran las puertas a la posibilidad, al cambio: no nos dejan avanzar.

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