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DESCUBRE QUÉ ESCONDE UNA MENTIRA 🤥

Updated: Jan 16, 2022

Pues sí, los niños mienten (¡y los adultos también!). Algunos con mayor frecuencia que otros, unos dicen pequeñas mentiras y otros algunas más grandes.


La mentira es una conducta propia del humano, es decir, las otras especies no pueden mentir porque no tienen un lenguaje que les posibilite expresar lingüísticamente el engaño. La mentira tiene una ventaja adaptativa (Fuentes, 2013), es decir, es uno de los mecanismos de adaptación que tienen las especies para sobrevivir, entre ellos el mimetizarse o camuflarse para confundir a los depredadores, tomando formas y funciones diversas que les permitan tener una apariencia inofensiva. A su vez, el engaño también es una estrategia de interacción social (González, 2010).

La mentira es una conducta propia del humano, es decir, las otras especies no pueden mentir porque no tienen un lenguaje que les posibilite expresar lingüísticamente el engaño.

Quien miente debe HACER UN MAYOR ESFUERZO INTELECTUAL que el que dice la verdad, ya que debe asegurar la coherencia de lo que dice, controlar sus emociones y prestar atención a su lenguaje no verbal. Además, una buena mentira “ precisa fantasía, pensamiento analítico, capacidad combinatoria, planificación estratégica y buena memoria” (Catalán, 2005, p. 54). Por otra parte, un relato falso requiere establecer pasos por anticipado, pensar en forma estratégica, considerar lo que puede ser “creíble” para la otra persona y, de acuerdo a esto, mejorar o ajustar su comportamiento.


Los niños mienten aproximadamente desde los 2 o 3 años de edad. En la medida que se van sofisticando los recursos cognitivos a lo largo de la infancia y la adolescencia, la mentira se hace más compleja y elaborada. Entre los 10 y 11 años los adolescentes poseen mayores habilidades para mentir debido a la mejora de las estrategias para memorizar. El adolescente tiene mayor fluidez verbal debido al aumento de su vocabulario, mayor capacidad de improvisación y de control emocional.


Como educadores puede desagradarnos, ponernos nerviosos e incluso podemos llegar a etiquetarles de “mentirosos”, lo que dificulta el cambio de actitud, ya que, como hemos dicho en otras ocasiones, las etiquetas impiden crecer, bloquean.


Pero tras cualquier tipo de conducta, es fundamental examinar qué hay detrás de esta. Si lo pensamos detenidamente, la causa de una mentira puede ser multifactorial:

🔒Necesidad de controlar una situación que le genera inseguridad

🔒Voluntad de ocultar un error

🔒Evitar un conflicto

🔒Controlar el estrés

🔒Esconder algo que le avergüenza

🔒Inventar una historia que le hace sentir mejor

🔒Proteger su privacidad (sobre todo en caso de adolescentes)

🔒Dificultad para autocontrolarse (muy relacionado con las funciones ejecutivas de las que hablábamos el otro día).


Si observamos que la mentira se está convirtiendo en algo rutinario o muy constante es importante reflexionar sobre QUÉ está causando esta conducta: si hay elementos estresantes o algún cambio que pueda explicar esta actitud.


Observar, buscar patrones de conducta y SER EJEMPLO son 3️ aspectos fundamentales para ayudar a tu hij@ o alumn@.


¿Qué añadirías?

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