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Writer's pictureAnabel Valera Ibañez

¿A DÓNDE VOY? ¿CÓMO VOY? Y AHORA... ¿POR DÓNDE SIGO?

Updated: Jan 16, 2022

Uno de los principales roles del profesor es la evaluación del aprendizaje de sus alumnos, pero… ¿Es lo mismo la “evaluación del aprendizaje” que la “evaluación para el aprendizaje”? ¿Por qué es necesaria una evaluación formativa además de una evaluación sumativa?


El FEEDBACK es la principal herramienta de la evaluación formativa, esa evaluación diseñada para el aprendizaje. La retroalimentación consiste en ofrecer una información elaborada con el único propósito de mejorar el desempeño del alumno.



El Feedback forma parte de un aula con un clima en el que los alumnos consideran y reciben como algo positivo, el comentario, la crítica o la retroalimentación y llegando a entender que no se va a producir aprendizaje sin que ellos actúen o se ejerciten para mejorarlo.


John Hattie, a partir de los trabajos de investigación llevados a cabo en la universidad de Auckland de Nueva Zelanda, obtiene entre otras conclusiones, que el feedback se encuentra entre las diez primeras influencias del rendimiento académico de los alumnos.


Te propongo un reto: yo te describo una situación, y tú me dices si te es familiar, ¿te parece bien?


Tras haber finalizado un tema curricular con tus alumnos pones una fecha para el examen. Cuando finaliza la prueba, te llevas los exámenes para corregir a casa durante el fin de semana. A la semana siguiente, les entregas los exámenes y tus alumnos cogen la calculadora para ver si la nota final está bien calculada. ¿Te suena?


¿Qué crees que han aprendido tus alumnos?


Si los humanos aprendemos de los errores, como ya hemos reflexionado en otras ocasiones, ¿por qué hacemos el examen al final del camino? ¿qué oportunidad estamos dando a los alumnos para aprender de sus errores? Es más: ¿son capaces de determinar qué errores han cometido o únicamente se quedan con la calificación obtenida?


En la concepción de Boud y Molloy, el feedback se considera un proceso mediante el que aseguramos que la información que damos al alumnado le permite cambiar con el fin de acercarse más a sus objetivos, marcados de antemano. De esta manera, lo que el feedback propone es reducir la brecha existente entre donde está el alumno hasta donde “se pretende que esté”.


Si el alumno no tiene oportunidad de usar la retroalimentación recibida, no va a ser efectiva. Tampoco lo será si no se utiliza una retroalimentación co-constructiva que después pueda ser usada por el profesor como medida para la evaluación sumativa, asignándole una baja calificación final.



Te propongo un par de opciones, basándome en Ruíz Marín (2020):


1. Pon nota a todas las actividades y dales la oportunidad de repetirlas para así mejorarlas si fuera necesario. De esta manera, ninguna actividad se da por terminada hasta que haya alcanzado la calificación satisfactoria que tú consideras.


2. Haz pruebas evaluativas que se corrijan dos veces. En una primera corrección no pongas notas, sólo comentarios que den indicaciones o pistas para la mejora. En una segunda corrección ya puedes incluir la nota.


Así que, como ya debes estar visualizando tras la lectura, es imprescindible la integración del feedback en los diseños curriculares. Cuando programes tu materia, ten en cuenta el tiempo necesario para ofrecer feedback a tus alumnos, un tiempo de calidad que pueda redundar en un beneficio real para su aprendizaje.


Y es que tus alumnos necesitan un feedback co-construido, un feedback espiral en el que ellos propongan, creen círculos de aprendizaje que les “obliguen” a emplear el feedback en futuras tareas.

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